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Hay que comenzar corrigiendo un equívoco: no es calle del Guerrero sino calle de Guerrero. El orígen de su nombre no es un luchador mítico o algo así,sino el apellido de un vecino “que pudo ser D. Pedro Guerrero y Paz, natural de Baza, en elreino de Granada, teniente coronel de los Reales Ejércitos y comandante del fuerte de San Sebastián del Pastelillo hacia finales delsiglo XVIII”,según el infaltable Nomenclátor Cartagenero de Donaldo Bossa Herazo.
Otras versiones en el barrio aseguran que en la casa donde hoy funciona la Escuela Taller vivió un capitán de navío tan intrépido que todos al referirse a la calle decían: “vamos para la calle del Guerrero”.
CALLE DE GUERRERO
Hay que comenzar corrigiendo un equívoco: no es calle del Guerrero, sino calle de Guerrero. El origen de su nombre no es un luchador mítico o algo así, sino el apellido de un vecino “que pudo ser D. Pedro Guerrero y Paz, natural de Baza, en el reino de Granada, teniente coronel de los Reales Ejércitos y comandante del fuerte de San Sebastián del Pastelillo hacia finales del siglo XVIII”, según el infaltable Nomenclátor Cartagenero de Donaldo Bossa Herazo.
NUESTRAS MATRIARCAS
Cinco hermosas matronas de Getsemaní que se representan a sí mismas y muchas otras, pero sobre todo, a una forma de ser del barrio. Las hay que criaron a hijos e hijas ajenos; las que fueron maestras de toda la vida y mantuvieron una especie de celibato que era una virtud para su oficio.
DE PELOS Y PELUQUEROS
Antes, para cortarse el cabello en Getsemaní no era necesario llegar a una barbería con grandes espejos y máquinas sofisticadas. Solo se requería acordar con el peluquero la hora y punto de encuentro: debajo de un árbol, en la sala o terraza de la casa, e incluso en el mismo atrio de la iglesia de la Santísima Trinidad.
JOSÉ DAVID, UN GUAJIRO EN LA ESCUELA TALLER
José David Guerra camina por los pasillos de la Escuela Taller de Cartagena, en la calle del Guerrero. Saluda a sus compañeros levantando las cejas y sonriendo a medias. Lo conocen mucho. Y cómo no, si en 2017 recibió todos los aplausos y reconocimientos por ser el mejor egresado de su promoción. Es alto y delgado. Se sienta en una banca, recoge sus piernas y reflexiona sobre su vida, a los 23 años.
CARLOS ENRIQUE MARULANDA
Nació, creció y vive en el callejón Angosto, al que le conoció las épocas más difíciles, pero también las bonitas horas de la infancia. Fue de los primeros getsemanicenses en aprovechar la cercanía con la Escuela-Taller, de la que hoy es orgulloso maestro de ebanistería.
PLAZA DE LA TRINIDAD
Es la plaza principal de Getsemaní. A los veintiún años, Gabriel García Márquez solía pasear por las fiestas nocturnas getsemanicenses, como relata en Vivir para contarla, donde además se refiere al ambiente festivo y multicultural que experimentó tras llegar por primera vez a Cartagena de Indias, en 1948.
Hablar de la calle del Arsenal necesariamente es hablar del puerto, del apostadero, del playón, de la muralla, del mercado público y tantas otras cosas (...)
De la calle Larga se puede escribir un libro entero. Tiene más de cuatro siglos de historia y junto con la calle de la Media Luna fueron la base del trazado de calles de Getsemaní (...)
La calle de San Juan Evangelista es una de las pocas que aún mantiene su nombre colonial. Cuando la pavimentaron, hacia 1967, encontraron muchas piezas como armas y balines en los trabajos de excavación (...)
Un recuerdo en un aroma. Así rememoran los de más edad en el barrio a la calle San Antonio: los carros de balines que salían desde las cuatro de la mañana de la Panadería Imperial para surtir en tantos sitios de la ciudad (...)
Sobre el nombre de la calle hay claridad: al final, cerca de la bahía de las Ánimas, estaba la aguada de la Marina (...)
Su nombre completo es calle de Nuestra Señora de las Palmas Benditas porque, según se dice, sus primeros residentes eran muy devotos de esa advocación de la Virgen María (...)
Se dice que en la época de la Colonia los pescadores dejaban sus chancletas mojadas en la acera secando al sol mientras trabajaban (...)
La calle del Pozo tiene casi tanta historia como el barrio. De su plazoleta salieron los lanceros hacia el centro en 1811 para inclinar la balanza a favor de declarar la independencia total de España (...)
Una de las calles con el mayor número de residentes por metro cuadrado, aquí se vive como ninguna otra la vida de barrio (...)
Junto con el callejón Angosto se cuentan entre las cuadras con mayor vida de barrio en Getsemaní (...)
¡Qué calle como la de Carretero para estar en el corazón de Getsemaní! No solo porque desemboca en la plaza de la Trinidad, sino por los vecinos y personajes que la habitaron antes y quienes aún viven allí (...)
Del nombre poco se sabe. Viene de la Colonia y los vestigios apuntan a la región de León, en la actual España (...)
El origen de esta calle data de 1603, cuando la Orden de San Juan de Dios creó un hospital que llamó del Espíritu Santo, en terrenos aledaños a la actual Ermita de San Roque (...)
Hablar de la Calle de la Media Luna es situarnos en un referente por excelencia que tiene el barrio Getsemaní (...)
Hay que comenzar corrigiendo un equívoco: no es calle del Guerrero, sino calle de Guerrero (...)
Sobre esta calle ha gravitado la presencia de la Obra Pía, construida entre 1640 y 1650, que ocupa buena parte de la manzana y cuyo frente da a la calle de la Media Luna (...)
Esta calle corta tiene una historia muy larga. De ser una de las calles menos valoradas, pasó a ser un gran núcleo de vecindad y ahora, un eje de comercio y tránsito entre el Centro y el resto de Getsemaní (...)
Es de las pocas que aún mantiene nombre de origen católico, como lo tuvieron en su origen casi todas las calles y sitios de referencia en las ciudades fundadas por españoles (...)
Ambas calles han tenido diversos nombres, casi todos más usuales o ‘formales’, para decirlo de alguna manera. Pero los que han sobrevivido son los populares, que quizás son señas de un origen modesto. (...)
Popularmente, también le decían la calle de los Chivos, porque no faltaba que uno dijera algo o le pasara algo a un vecino y todos salieran a defenderlo (...)
Sobre el origen de su nombre no hay consenso. Sierpe significa “serpiente” en español antiguo y es de las pocas calles que ha mantenido su nombre original desde la Colonia (...)
En la Calle de las Tortugas las casas estaban pegadas al Caño de San Anastasio. Sus habitantes ponían estacas de mangle con las que mantenían confinadas las tortugas de cuatro especies, que los pescadores traían de otros lados por el Caño Juan Angola (...)
Muchos recuerdan que allí fue instalado originalmente el monumento a las Botas Viejas. Hoy es el lugar donde se juega la bola de trapo, el deporte por tradición del barrio.
El nombre de Plaza de la Trinidad le fue atribuido desde 1643, año en que la iglesia fue terminada de construir.
Fuente: (NotiCartagena)
Su concepción obedece a un parque de tipo francés; con forma cuasi cuadrangular, el parque está ceñido por una reja perimetral y ocho entradas decoradas con un arco.
Fuente: (Universal)
La llegada del Hotel San Francisco, operado por Four Seasons, le permite a Getsemaní abrirse al turismo de lujo, elevando el nombre de Cartagena como destino turístico de talla mundial.
Fuente: (Iriante, 2022)
Esta plaza era el lugar donde el pueblo se reunía a celebrar las fiestas populares, en las cuales se usaban carrozas y desfilaban las muchachas más bellas.
Fuente: NotiCartagena
Las dos calles que bordean el parque Centenario entre la Media Luna y el antiguo hotel San Felipe tienen muchas historias por contar. Hoy son una avenida y, el lado del parque, un parqueadero informal y una estación de taxis.(...)
El Centro de Convenciones Cartagena de Indias, surge como un proyecto del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en 1978, como mecanismo para generar polos de desarrollo regional mediante la realización de actividades de amplia convocatoria, como congresos, eventos y convenciones. Fue diseñado por la firma Esguerra, Sáenz y Samper Ltda. y construido por la firma cartagenera Civilco.
Fuente: Centro de Convenciones - Cartagena de Indias
Fue el último flanco que se cerró del barrio. Hace tan poco que muchos getsemanicenses lo recuerdan como el campo de béisbol y fútbol de su infancia. (...)