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CLAUSTRO DE SAN FRANCISCO
La historia del Claustro y el conjunto de San Francisco, las primeras edificaciones construidas en Getsemaní, incluso antes de que el barrio existiera, es una de auge, abandono, despieces y adiciones, múltiples usos, derribos y reconstrucciones.
UN CLUB DE LOS DE ANTES
Al llegar a su clásica sede del parque Centenario, el Club Cartagena tenía treinta y cuatro años de fundado. ¿Por qué decidieron moverse a un lugar fuera del barrio de más tradición? ¿Cómo fueron aquellos años en Getsemaní?
TEMPLO DE SAN FRANCISCO, DONDE NACIÓ EL BARRIO
En el antiguo templo de San Francisco, en Getsemaní, detrás de los viejos teatros hay una cúpula que se ve poco desde la calle. Es la parte alta del presbiterio original del siglo XVI que por décadas estuvo oculto detrás de un telón de cine, de cierta manera intacto. Si hubiera que decir dónde nació el barrio sería ahí. Justo bajo esa cúpula.
EL DINOSAURIO COLONIAL
El Claustro de San Francisco, parte del conjunto hotelero que se está construyendo en Getsemaní, ha vivido en sus más de cuatro siglos una incesante evolución. En su edificación se combinaron tradiciones arquitectónicas europeas, católicas, franciscanas y criollas.
ANEXIDADES: ROMPECABEZAS EN UN CONVENTO FRANCISCANO
¿Cómo un edificio discreto, dedicado a labores menores, terminó siendo el más complejo de interpretar e intervenir en el claustro franciscano de Getsemaní? En esta historia hay un concilio, una garita, dos huertas y un teatro con pantalla curva.
EL CLUB CARTAGENA
La ubicación del Club Cartagena, frente al Parque Centenario, no fue escogida en vano. Allí debías estar si hacías parte de la producción y el comercio de la ciudad a comienzos del siglo XX: cerca del mercado y del puerto, por donde entraban la vida de mar.
UN BARCO AL REVÉS
En cierto sentido, construir un tejado colonial es como construir un gran barco, darle la vuelta y ponerlo encima de los muros. Por supuesto, es una simplificación, pero es cierta la relación entre el arte de construir embarcaciones y el de hacer cubiertas de edificios. Sus estructuras y funciones se asemejan.
UN GRAFFITI CON ENIGMA
Se asoma la tarde en Cartagena. Dos artistas frente a los antiguos teatros de Getsemaní sacan varias latas de aerosol y comienzan a darle vida al encerramiento de esa obra en restauración.
UNA FACHADA COMO HOMENAJE
Si un predio tiene más de cuatrocientos años de historia, pero en él no queda nada en pie, ¿qué se toma en cuenta para hacer algo nuevo ahí? Simplificando mucho: ¿Se mira al futuro o se apela al pasado? Si es esto último, ¿a cuál pasado?
RESTAURAR E INNOVAR EN UN CONVENTO FRANCISCANO
Todos los días, maestros de la mampostería y la carpintería antiguas combinan su saber con el de expertos en técnicas de punta para solucionar los problemas y los dolores que aquejan a un viejo convento con muchos remiendos y que hoy se prepara para una segunda vida.
UNA FACHADA PARA MIRAR DOS VECES
Detrás de una engañosa sencillez, la parte frontal del templo de San Francisco, en Getsemaní, revela la mentalidad de dos épocas distintas, pues, aunque no parezca, hay más de una fachada en esos muros.
OCHO FORMAS DE VIVIR EL CINE
El Teatro Cartagena, desde su apertura en 1941 y por varias décadas, fue la opción elegante de ver cine en la ciudad. Hasta el mismísimo campeón mundial de boxeo Rocky Valdez (1946-2017), que tenía los recursos y la manera de entrar como la gloria deportiva que era, tenía sus dudas para ingresar. “Es que ahí no entraban los negritos y si tú querías entrar lo tenías que hacer muy bien vestido”, le dijo en una entrevista al profesor Ricardo Chica.
UN MENSAJERO EN LA PARED:EL FRESCO FRANCISCANO DE LA CRUCIFIXIÓN
Nuestra historia comienza con un anónimo pintor europeo de mano maestra que desembarcó en Cartagena para seguir su viaje hasta Lima. Pero antes de llegar allá iba pintando frescos en las distintas paradas de su extenso viaje. La primera de ellas, en Getsemaní.
LAS PAREDES HABLAN
Poco queda del arte mural que debió adornar el Claustro y el Templo de San Francisco, pero es imperativo recuperarlo y protegerlo para el futuro inmediato y para la posteridad. Es lo que se está haciendo ahora con dos obras que dicen mucho del pasado.
HUESOS QUE CUENTAN HISTORIA
Quien ha caminado por iglesias coloniales, habrá notado que en ocasiones el piso es bastante desigual, como si se hundiera por parches. La razón es sorprendente: por varios siglos allí fueron enterrados parroquianos a lo largo y ancho del templo, incluso afuera, en el atrio.
DE LA CAL A LA FIBRA DE CARBONO
Un templo Colonial Vuelve a la vida: El templo de San Francisco, en Getsemaní, está resurgiendo como en su mejor época tras cuatro siglos en los que se le cayó la cubierta por un incendio, fue abandonado y vuelto a usar para tantos propósitos que se ha perdido la memoria exacta de todos ellos. Y para devolverlo a la vida hay que combinar técnicas milenarias con tecnología de punta.
EL TEATRO DE CARTAGENA
El Cartagena fue, en muchos sentidos, el teatro de toda la ciudad. Aunque nació en 1941 con la vocación de ser la más moderna y lujosa sala de cine, terminó siendo un eje de nuestra vida social.
EL LARGO VIAJE DE UNA FACHADA
Para quienes crecieron con el teatro Cartagena como vecino, su fachada era parte del paisaje. Pero un ojo curioso revelaría que tenía algo distinto a los demás inmuebles.
Parecía integrada al resto del paisaje urbano, pero al mismo tiempo no. Destacaba a su manera, pero sin pelear con los demás. Ese efecto fue intencional y sus líneas arquitectónicas hicieron un sorprendente y largo viaje desde el barroco mexicano hasta llegar al Caribe colombiano.
UN TECHO DE OTRA ÉPOCA
La cubierta original del templo de San Francisco se cayó hace muchos años, muy posiblemente por la infatigable acción del comején y la falta de mantenimiento. Así estuvo hasta mediados del siglo pasado, cuando se le puso una cubierta contemporánea para crear el Teatro Claver, que luego fue el Teatro Colón.
TEATROS CARTAGENA, COLÓN, CALAMARÍ Y BUCANERO
Además del periodismo y la literatura, Gabriel García Márquez era un apasionado por el cine. En su columna Punto y aparte, de El Universal, escribió su primer artículo relacionado con el séptimo arte. En aquel texto, publicado el 4 de junio de 1948, podía entreverse su interés por el impacto que tenía en el público las historias proyectadas en la pantalla grande.
LA CUEVA
Restaurante y bar al que llegó Gabriel García Márquez durante su primera noche en Cartagena y al que acudió posteriormente con mucha frecuencia. El regente del lugar impresionó a Gabriel García Márquez y fue inspiración para crear el personaje Catarino de Cien años de soledad.
Hablar de la calle del Arsenal necesariamente es hablar del puerto, del apostadero, del playón, de la muralla, del mercado público y tantas otras cosas (...)
De la calle Larga se puede escribir un libro entero. Tiene más de cuatro siglos de historia y junto con la calle de la Media Luna fueron la base del trazado de calles de Getsemaní (...)
La calle de San Juan Evangelista es una de las pocas que aún mantiene su nombre colonial. Cuando la pavimentaron, hacia 1967, encontraron muchas piezas como armas y balines en los trabajos de excavación (...)
Un recuerdo en un aroma. Así rememoran los de más edad en el barrio a la calle San Antonio: los carros de balines que salían desde las cuatro de la mañana de la Panadería Imperial para surtir en tantos sitios de la ciudad (...)
Sobre el nombre de la calle hay claridad: al final, cerca de la bahía de las Ánimas, estaba la aguada de la Marina (...)
Su nombre completo es calle de Nuestra Señora de las Palmas Benditas porque, según se dice, sus primeros residentes eran muy devotos de esa advocación de la Virgen María (...)
Se dice que en la época de la Colonia los pescadores dejaban sus chancletas mojadas en la acera secando al sol mientras trabajaban (...)
La calle del Pozo tiene casi tanta historia como el barrio. De su plazoleta salieron los lanceros hacia el centro en 1811 para inclinar la balanza a favor de declarar la independencia total de España (...)
Una de las calles con el mayor número de residentes por metro cuadrado, aquí se vive como ninguna otra la vida de barrio (...)
Junto con el callejón Angosto se cuentan entre las cuadras con mayor vida de barrio en Getsemaní (...)
¡Qué calle como la de Carretero para estar en el corazón de Getsemaní! No solo porque desemboca en la plaza de la Trinidad, sino por los vecinos y personajes que la habitaron antes y quienes aún viven allí (...)
Del nombre poco se sabe. Viene de la Colonia y los vestigios apuntan a la región de León, en la actual España (...)
El origen de esta calle data de 1603, cuando la Orden de San Juan de Dios creó un hospital que llamó del Espíritu Santo, en terrenos aledaños a la actual Ermita de San Roque (...)
Hablar de la Calle de la Media Luna es situarnos en un referente por excelencia que tiene el barrio Getsemaní (...)
Hay que comenzar corrigiendo un equívoco: no es calle del Guerrero, sino calle de Guerrero (...)
Sobre esta calle ha gravitado la presencia de la Obra Pía, construida entre 1640 y 1650, que ocupa buena parte de la manzana y cuyo frente da a la calle de la Media Luna (...)
Esta calle corta tiene una historia muy larga. De ser una de las calles menos valoradas, pasó a ser un gran núcleo de vecindad y ahora, un eje de comercio y tránsito entre el Centro y el resto de Getsemaní (...)
Es de las pocas que aún mantiene nombre de origen católico, como lo tuvieron en su origen casi todas las calles y sitios de referencia en las ciudades fundadas por españoles (...)
Ambas calles han tenido diversos nombres, casi todos más usuales o ‘formales’, para decirlo de alguna manera. Pero los que han sobrevivido son los populares, que quizás son señas de un origen modesto. (...)
Popularmente, también le decían la calle de los Chivos, porque no faltaba que uno dijera algo o le pasara algo a un vecino y todos salieran a defenderlo (...)
Sobre el origen de su nombre no hay consenso. Sierpe significa “serpiente” en español antiguo y es de las pocas calles que ha mantenido su nombre original desde la Colonia (...)
En la Calle de las Tortugas las casas estaban pegadas al Caño de San Anastasio. Sus habitantes ponían estacas de mangle con las que mantenían confinadas las tortugas de cuatro especies, que los pescadores traían de otros lados por el Caño Juan Angola (...)
Muchos recuerdan que allí fue instalado originalmente el monumento a las Botas Viejas. Hoy es el lugar donde se juega la bola de trapo, el deporte por tradición del barrio.
El nombre de Plaza de la Trinidad le fue atribuido desde 1643, año en que la iglesia fue terminada de construir.
Fuente: (NotiCartagena)
Su concepción obedece a un parque de tipo francés; con forma cuasi cuadrangular, el parque está ceñido por una reja perimetral y ocho entradas decoradas con un arco.
Fuente: (Universal)
La llegada del Hotel San Francisco, operado por Four Seasons, le permite a Getsemaní abrirse al turismo de lujo, elevando el nombre de Cartagena como destino turístico de talla mundial.
Fuente: (Iriante, 2022)
Esta plaza era el lugar donde el pueblo se reunía a celebrar las fiestas populares, en las cuales se usaban carrozas y desfilaban las muchachas más bellas.
Fuente: NotiCartagena
Las dos calles que bordean el parque Centenario entre la Media Luna y el antiguo hotel San Felipe tienen muchas historias por contar. Hoy son una avenida y, el lado del parque, un parqueadero informal y una estación de taxis.(...)
El Centro de Convenciones Cartagena de Indias, surge como un proyecto del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en 1978, como mecanismo para generar polos de desarrollo regional mediante la realización de actividades de amplia convocatoria, como congresos, eventos y convenciones. Fue diseñado por la firma Esguerra, Sáenz y Samper Ltda. y construido por la firma cartagenera Civilco.
Fuente: Centro de Convenciones - Cartagena de Indias
Fue el último flanco que se cerró del barrio. Hace tan poco que muchos getsemanicenses lo recuerdan como el campo de béisbol y fútbol de su infancia. (...)